Menorca, el paraíso no está tan lejos

Algo me ronda en la cabeza, y ese algo es la idea de que, aunque me gusta mucho vivir en Madrid, si un día tengo ganas de escapar de todo ya tengo una pequeña isla en el Mediterráneo en la que no me importaría quedarme.

He vivido tres años en Mallorca, he estado en Ibiza... pero nunca he sentido nada igual a la sensación de estos diez días en Menorca, algo difícil de describir, una especie de sentimiento de encontrarme en el lugar adecuado, en mi lugar en el mundo, yo que sé. Supongo que será porque esta preciosa isla todavía conserva buena parte del encanto inicial que tienen aquellas cosas que todavía no se han estropeado. Tal vez.

Os podría hablar de sus gentes, personas tranquilas y a la vez sociables, con un buen rollo en el cuerpo que no se pué aguantar, su gastronomía (excelente), sus paisajes, sus calas con ese agua transparente donde te puedes bañar rodeado de peces, su camino de caballos ( Camí de Cavalls) que recorre casi toda la isla y que sugiere mil excursiones... sus faros, su historia milenaria,su cultura de la bici y la ecología, su estilazo hasta la hora de hacer los chiringuitos, su turismo casi respetuoso incluso, donde nadie daba una voz más alta que la otra ( bueno, yo seguro que sí)...podría seguir hablándoos del casco antiguo de Ciutadella, donde cada rincón es una foto con mil matices... de montones de cosas.
Una vez más, será mi cámara quien hable, aunque creo que esta vez se va a quedar muy corta. ¡Teneis que ir!

Preparaos, que van unas cuantas fotos:



Para empezar,Cala Galdana, una de las más famosas y urbanizadas también. Aún así sigue impresionando su belleza.


El día que ahorre un poco me compro un chalet de estos en lo alto de Cala Galdana.


Alguien se dejó el grifo abierto (y flotando) por ahí.


La Cueva de Xoroi, un lugar espectacular. Cueva, terraza y discoteca por la noche. Y tiene su leyenda y todo.


Solo por ver atardecer aquí ya merece la pena el viaje. Chill out y musicaza en general. ¡Maaaadre mía como pinchaba el dj!


Cala Turqueta, mi favorita.


Cala Macarella, una de las calas más visitadas de la isla.


En el Cap de Cavalleria, el punto más septentrional de la isla, fui a encontrarme con unas cuantas cabras como ésta. Como veis, la foto sale algo borrosa, porque con la mirada que me estaba echando la amiga ( o amigo más bien) no tenía el pulso muy firme.


Cala en Brut. ¡Qué agua!


Cala Piques, con su pequeña playita, pero luego el brazo de la cala se alarga hacia al mar, rodeado de roca. Una gozada nadar allí.


Cala Morell, uno de los sitios que más me gustó. No demasiado conocida, en sus aguas clarísimas se pueden ver numerosos peces y erizos de mar. Además cuenta con cuevas donde realizaban enterramientos los primeros pobladores de la isla.


Peces en Cala Morell.


Una de las cuevas de Cala Morell.


Desde el Monte Toro, la cima más alta de Menorca (358m), se aprecian unas vistas alucinantes.


También hay un convento y este Cristo rodeado de antenas, curiosa imagen que me sugiere más de un comentario.


El Faro de Favaritx representa el lado más salvaje de la naturaleza menorquina. Aquí, al estar más al norte, se deja notar el famoso viento de la Tramontana, y el paisaje es más árido y accidentado.


El Faro de cerca. El entorno es completamente virgen, y los suelos de pizarra confieren al sitio un aspecto lunar. Un lugar realmente mágico.


¡Oh cielos! Si es que parecía que se te iba a aparecer Dios en cualquier momento...


El Camí de Cavalls ( el caballo es muy importante en Menorca), que circunvala la isla. El Consell ha hecho un gran esfuerzo por recuperlo y acondicionarlo.


Ayuntamiento de Ciutadella, una de la imágenes más reconocibles de la ciudad.


El casco antiguo de Ciutadella, con su original combinación de edificios medievales y mediterráneos.


Otra foto del casco viejo, con la Catedral de Ciutadella al fondo.


Me hicieron gracia estos huesos de santos de la Catedral y les saqué esta foto.


En las cercanías del Puerto había tiendas, restaurantes, mercadillo hippie ( muy bueno) y por supuesto, música en directo.


El Puerto de Ciutadella.


Os recomiendo hacer una de esas excursiones en barco por el sur de la isla. Vimos 16 calas, entre ellas Macarelleta, una de las clásicas.


Fue divertido nadar dentro de esta cueva. Llegar al final, dentro de aquella oscuridad, fue incluso emocionante.


El interior de la cueva, con la gente nadando al fondo.


Las gaviotas nos acompañaron en nuestro viaje de vuelta.


El problema de la vivienda lo tienen solucionado. Menorca está llena de cuevas.


Tienen hasta su Albufera con sus patitos y sus especies autóctonas.


Nuestro apartamento estaba en Cala Santandria.


El agua de Menorca.


Había carril bici por doquier.


El Poblado de Torralba, con su taula en primer plano. Toda Menorca está llena de restos de la cultura talayótica, de la Edad de Bronce.


Además del pescado en general, el queso, la sobrasada, la repostería, los licores...el plato por excelencia es la Caldereta de Langosta. El precio medio está entre 50 y 70 euros por persona, y la mejor dicen que es la de Fornells. Yo la encontré por 38 euros con menú completo y os puedo decir que, a pesar de que en la foto no parezca gran cosa, es uno de los manjares más ricos que he probado en mi vida.



El enorme Puerto de Mahón, de 5 km, no me cabe en esta foto ni por casualidad. Los ingleses, cuando conquistaron la isla, lo consideraban el mejor del Mediterráneo, y debido a ello decidieron cambiar la capitalidad de Ciutadella a Mahón, capitalidad que hoy se mantiene.


Para proteger el Puerto de Mahón, España construyó durante el reinado de Isabel II la fortaleza de La Mola, en una época en que Francia e Inglaterra andaban disputándose el control del Mediterráneo ( Menorca fue inglesa casi cien años, e incluso francesa). La fortaleza está llena de galerías que se pueden recorrer. Lo curioso es que los años de su construcción coincidieron con los de un gran avance técnico en artillería, con lo que la fortaleza quedó obsoleta antes de su puesta en funcionamiento.


Lo mejor de La Mola es la visita a su cañón de 1926, uno de los más grandes de España y que necesitaba de 16 soldados para ser disparado. Consta de dos plantas, ésta es la de abajo. Solo ha sido disparado en prácticas, si bien durante la Guerra Civil ejerció de elemento disuasorio para los cruceros que quisieran acercarse a la base de Mahón. A diferencia de Mallorca, Menorca permaneció fiel a la República hasta casi el final de la guerra, siendo uno de los últimos puntos que tomaron los rebeldes.
Posteriormente se han venido realizando prácticas. Cada vez que se realizaba un disparo , más o menos una vez al año o así, se publicaba un aviso en los periódicos y se cortaba el tráfico de la zona. La gente de Mahón abría las ventanas para que no se rompieran los cristales. Durante una de esas prácticas, en otro de los cañones instalados en la isla, se rasgó un saco de pólvora y murieron todos los soldados que realizaban la operación, 23 en total, siendo una gran tragedia para una isla tan pequeña.



La planta de arriba del cañón. Contrastaba mucho la dulzura tanto en el tono como en la apariencia de la guía ( en la foto ) con lo que nos estaba contando. Al fin y al cabo un cañón sirve para matar.


Mediante este ligero telefóno de última generación (del 98 por lo menos) se comunicaban ambas plantas.


El cañón. Tiene un alcance de 30 km, aunque a partir de 23 km se desvía " un poquillo". Durante el franquismo, Menorca fue considerada de importancia estratégica, al ser el punto más oriental de España, y debido a esto no se promocionó el turismo en la isla durante aquella época. Hoy damos gracias a Dios por ello.


La Sargantana es uno de los símbolos de la isla. Este ejemplar visitó nuestro apartamento.


Menorca no sólo son calas, también tiene playas de 3 km como Son Bou.


¡Qué pueblecito de pescadores más precioso! Pues no, es Binibequer, una urbanización de 1972 que lo imita, una de las primeras de la isla, que cuenta con sus defensores y detractores. A mí me gustó, es bonito, diríamos que es como una apañada versión de un tema original,¿no?.


Estábamos lejos del mundanal ruido, pero el Mundial también estaba presente.


Puesta de Sol en Ciutadella. Desde este punto divisamos las lejanas montañas de Mallorca (no son lo que aparece al fondo),que pueden verse desde allí los días claros, y contemplamos como un barco procedente de la vecina isla se acercaba poco a poco, transformándose de un puntito a un señor ferry a medida que se hacía más grande, para terminar entrando en el puerto.


Para finalizar, unos piececicos in the water transparente.


P.D. Si todavía no habeis tenido bastante, os recomiendo estos vídeos de un mozo que es director de una agencia inmobiliaria de la isla, y que ante la crisis y también creo yo que para matar el tiempo, ha tenido la feliz idea de promocionar Menorca enseñándonos sus rincones más ocultos y hermosos. Yo ya llevo vistos unos cuantos.

¡Ah, y el post se lo dedico a Nova, que es la única que me ha puesto un comentario en todo este tiempo!