Angel de la guarda, dulce compañía..

" La vida de los ángeles no es tan fácil como parece. Aparte de que no tienen sexo, su única diversión es contar hombres, sí, contar hombres, de la misma forma que nosotros contamos estrellas"

Se acordó de cuando era pequeño y se le murió su perro. Todos le dijeron que se había ido al cielo y quiso marcharse con él. Eligió un piso bien alto y se lanzó al vacío con decisión. No se la pegó, sin embargo, pues su ángel de la guarda se encontraba bien atento y le cogió por los brazos justo cuando su pequeño cuerpecito iba a estrellarse contra el suelo. Por supuesto, nadie creyó esa versión de los hechos y la gente prefirió hablar de un milagro de Santa Evarista, muy popular por aquellos lares.. A él tanto lo del ángel como lo del milagro de la santa le parecían dos cosas igual de creíbles o increíbles, pero decidió hacer caso a los mayores y pronto se olvidó de su ángel particular, para gran desconsuelo y desesperación de éste. Pero qué podía hacer él, si era un niño de cuatro años y hasta el Papa lo había dicho: " No existen los ángeles de la guarda. Sólo San Miguel y San Gabriel. Lo demás son únicamente elementos de la tradición muy respetables, pero sin contrastar." O algo así.
Ni que decir tiene que el ángel de la guarda encargado de la custodia del Santo Padre presentó enseguida su dimisión, con lo que, al no querer nadie hacerse con el puesto, pronto se sucedieron multitud de accidentes y desgracias personales que el bueno de Pío XXVIII achacaba al demonio, inmerso como estaba en la mayor de las ignorancias. A los pocos meses fallecería como consecuencia de su quinta caída consecutiva por las escaleras del Vaticano. Su antiguo ángel de la guarda, muy arrepentido, decidió cortarse las venas, pero como su cuerpo estaba compuesto de algodón y porcelana, acabó cortándose las alas en un rapto de desesperación. Pobrecito, pues no sabía que así habría de convertirse en un simple mortal. Pasar de ser un ángel ligero como el aire a un tipo calvo, gordo y con almorranas, no es nada agradable, y pronto se dio a la bebida. Su vida se convirtió en algo tan vulgar que ni siquiera sirvió para poder continuar este relato.

FIN

Este es un relatillo que escribí hace 12 años, cuando para realizar prácticas de mecanografía me liaba a teclear todo aquello que se me venía a la cabeza en el momento. Tiene algo de profético, pues años después el Vaticano decidió algo parecido a lo que en él se cuenta: suprimir el limbo.