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sábado, 16 de febrero de 2008

Esta paranoia es de Manuel

Dorothy

00. Guía de Monette's
01.
Peter Dean
02.
John Buck
03.
Steven Hawks
04.
Mae Burr
05.
Jelissa Hawks
06.
Fred Bale
07.
Jennifer
08.
Tom Mcgurn
09.
Carol Bale
10.
Brian Ness
11.
Bill Torrio
12. Dorothy





11:23 a.m.
KayRiver City
07 de Octubre de 1943


El tren estaba abandonando Union Station. Atrás quedaba la ciudad y con ella parte de su vida, pero siempre la llevaría consigo. KayRiver City era una ciudad que te marcaba, de las que dejan huellas imposibles de borrar. Dorothy había probado la vida en la gran ciudad y el sabor era amargo y doloroso. Demasiada violencia teñida de sangre habían jalonado su estancia y demasiado amor truncado. Nunca olvidaría a John.

En cierta forma su padre, Jim, tenía razón cuando le desaconsejó esta aventura, pero como él mismo dijo entonces no se puede escapar de tu propio destino. ¡Cuanto le echaba de menos!. Hacía ya casi tres años de su muerte. Estuviera donde estuviera seguro que velaba por ella.

Miró una vez más a través de la ventanilla. La ciudad parecía tan inofensiva. Sonrió en lo más profundo de su interior y pasó página. Empezaba una nueva vida llena de incertidumbres.


- Disculpe, señorita, ¿está el asiento libre?. -Preguntó educádamente un joven. Dorothy le observó, era apuesto. Quería viajar a solas con sus pensamientos y por un instante estuvo tentada de ofrecer una negativa como respuesta, pero su instinto tomó el control y habló por ella.
- Si, no.... quiero decir que está libre... si usted así lo quiere.

Él asintió con la cabeza mientras sonreía fugazmente. Tenía la cara llena de moratones, restos de una pelea reciente, que no le restaban un ápice de atractivo, incluso añadía cierto toque de rudeza por el cual Dorothy se sintió atraída. ¿Qué los habría causado?.

- Será un placer... Parece tan frágil que consigue engañarnos, pero es mentirosa y traicionera.

Dorothy miró a los ojos del extraño mientras repetía en su cabeza una a una las palabras que él había pronunciado. La desconcertó. No logró comprender a que se estaba refiriendo.

- Perdone, no comprendo.

El hombre desvió la mirada hacia la ventanilla del vagón señalando la cada vez más lejana visión de la ciudad, la cual se confundía con la línea del horizonte formando un único ser. -La ciudad. Hace un momento, la estaba usted mirando... KayRiver.

- Sí, es cierto, la estaba mirando. -Dorothy sintió más curiosidad por aquel hombre. A pesar del misterio que le rodeaba le transmitía mucha seguridad. Con tan sólo un par de frases había logrado conectar con ella. -Una mala ciudad. -Sentenció Dorothy.


Ambos guardaron silencio. Dorothy rebuscó en su bolso el paquete de cigarrillos, de los suaves. Le apetecía fumar uno. Sacó uno delicadamente y le ofreció otro a su inesperado compañero de viaje, el cual lo declinó amablemente alegando que no fumaba ese tipo de tabaco, tenía el suyo propio, no sin antes mostrar su agradecimiento por el gesto.

Le gustaba aquel hombre. ¿Qué sabía de él?, misterioso, educado, a juzgar por las marcas de su cara no huía de los problemas, seguro, en quien confiar y por último un destello de soledad. Definitivamente le gustaba aquel hombre. Siguió buscando en su bolso para encontrar las condenadas cerillas, siempre las perdía. Él se percató del detalle y rápidamente le ofreció un paquete de cerillas que guardaba en el bolso de su pantalón. Momento que aprovechó para romper el silencio establecido. Silencio que no había resultado incómodo en ningún momento, "buena señal" pensó Dorothy.

-No nos hemos presentado. Me llamo Peter Dean.

-Dorothy- respondió mientras cogía las cerillas. No dijo nada más. Se había quedado absorta, congelada en el tiempo. El paquete de cerillas era de Monette's. Lo miraba como si todo el peso de su vida estuviera allí almacenado y en realidad así era. No consiguió evitar que sus ojos la traicionaran mostrando parte de su dolor. Abrió el paquete y allí estaba escrito, tal y como ella lo recordaba, Lana.


Por segunda vez en tan corto espacio de tiempo dirigió su mirada hacia la del extraño buscando respuestas. Pudiera ser una desafortunada casualidad o El Destino la volvía a invitar a su malévolo juego.

- El pasado debe estar donde le pertenece -dijo Peter- ...en el pasado. Comencemos de nuevo. Hola. Me llamo Peter Buck Dean.
- Yo me llamo...



3 comentarios:

SueEllenRV dijo...

El destino es muy malo

Ender Wiggins dijo...

destino malo, final cojonudo.Qué el vamos a hacer. A mi personalmente me molan las historias en las que muerehasta el apuntador....¿el tren no se estrella contra un orfanato?

Anónimo dijo...

Tu has visto toda la gente que muere en esta historieta, ¡ah, no!, que he quitado capítulos, pues en esos moría hasta el narrador... aún así mueren unos pocos.

El destino es el que es.