fauna ibérica en recuperación

(esta vez he clavao la música, al estilo de Duczen. Hala.)

Muchos conoceréis la extinción de una especie ibérica harto conocida. Quizá los más jovenes no recuerden a este depredador, que se solía mover por climas cálidos y era el terror de las gacelas:



Sí, el chuleta de playa; ese predador predecible y peludo que recorría las playas de la costa acosando a guiris (y no tan guiris) (vaaaale, a cualquier ser viviente con dos tetas...e incluso con una).

Uno de los elementos indispensables del chuleta de playa era su tremendo casette; el chuleta de playa encontró en el radiocasette un aliado perfecto para, sin palabras, dar a entender a sus víctimas ante qué tipo de macho ibérico estaban: un completo gilipollas.
Ellos, sin amedrentarse por los fracasos, encendían el casette, e inmediatamente el éxito del verano de turno retumbaba en los altavoces de los carpetovónicos radiocasettes, estallando tímpanos a su paso, cual sistema ofensivo para eliminar competidores y poder pillar desprevenidas a las víctimas.

Pero la miniaturización llegó. Llegó el walkman. Y los chuletas de playa se resistían. Llegó el discman, y los chuletas de playa se batían en las playas, en las monta... bueno, en playas.

Pero llegó el mp3. Y los chuletas de playa se extinguieron lentamente, hasta casi perecer.

Y... ¿porqué digo 'casi', os preguntaréis...?

Porque tengo pruebas. Aquello que creímos imposible ha ocurrido.Han resurgido. Están entre nosotros. Ellos ya son demasiado viejos, demasiado achacosos para bombardearnos con sus radiocasettes.... pero... ha ocurrido aquello que creíamos aun más imposible que el hecho de que resurgiesen:

Se han reproducido. (los científicos presumen que con toda una gama de guiris ciegas y sordas)

Podéis comprobarlo subiendo a cualquier línea de transporte público al azar. Una vez en marcha, sólo tenéis que abrir un libro, y un anormal con una apariencia parecida a ésta...


...pulsará el play de su maravilloso móvil de penúltima generación con MP3. Y sonará reggetón, o cualquier mierda parecida, y vosotros os preguntaréis "¿será delito dar a la palanca de emergencia, ponerle la cabeza entre las puertas del vagón y abrirlas y cerrarlas hasta que se me caigan los brazos de cansancio?"

Y la respuesta, sin tener que recurrir a nuestros amigos de 'Halón Disparado' es "sí es delito, aunque moralmente sea aplaudible"

Yo esta mañana estaba moderado y simplemente he pensado "el día que uno de estos ponga el móvil a todo trapo y suene Wagner, se me va a caer la mandíbula de la impresión"