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lunes, 3 de diciembre de 2007

Esta paranoia es de Anónimo

Jelissa Hawks

00. Guía de Monette's
01. Peter Dean
02. John Buck
03. Steven Hawks
04. Mae Burr
05. Jelissa Hawks
06. Fred Bale
07. Jennifer
08. Tom Mcgurn
09. Carol Bale
10. Brian Ness
11. Bill Torrio
12. Dorothy



13:17 p.m.
16 de Febrero de 1943
KayRiver City


Era una mañana fría, propia de un día gris. La lluvia descargaba con fuerza mojando los huesos y entristeciendo los corazones. No es que hubiera muchos allí, todo lo contrario, eran muy pocos los que se habían reunido bajo estas adversas condiciones; aunque siendo sinceros, el tiempo no tenía nada que ver con ello.

Jelissa Hawks avanzó entre los caminos ya embarrados y se paró a unos metros, en segunda fila. No quería ser testigo principal. Todavía no entendía muy bien que le había arrastrado a asistir a aquella celebración. Su relación con aquel hombre se reducía a dos o tres encuentros estrictamente profesionales, pero sentía que debía acudir, la culpa le obligo a ello.

Era un mujer sencilla, amable, de esas que la gente denomina buenas personas. Tenía una bondad y una capacidad de amar poco común e impropias de esta ciudad dominada por la desconfianza. Con los años, su belleza serena eclipsada por las grandes estrellas y pin-ups de la época, había ganado en esplendor. Los años la habían bendecido y sus rasgos brillaban más que nunca, mientras todas aquellas mujeres iban rindiéndose a los rigores de la edad. Ella, a pesar de estar cercana a los 50, poseía toda la sensualidad que una mujer podría desear. Sin embargo no la usaba, la guardaba toda para su amor. Siempre fue una mujer inteligente que supo adaptarse a la vida y sacarle provecho como nadie, gracias a su habilidad para interpretar a las personas. Sólo erró con una: su marido. El amor, más que nunca, fue ciego.

Protegida vagamente bajo su paraguas observó a los allí reunidos. Ninguna cara le era familiar. Un hombre bajo y gordo que mostraba su incomodidad por estar allí, otro con rasgos duros y aires italianos con pinta de pocos amigos, dos o tres trabajadores y un par de anónimas personas más. Poca gente en resumen. Inglewood Park Cemetery presentaba un paisaje desolador. Demasiada soledad para el final de una vida.

La ceremonia estaba llegando a su fin. Había sido austera, así como la lápida que allí rezaba:
John Buck
1907-1943

Una sencilla losa en contraste con el lugar que ocupaba. Un lugar privilegiado situado en una pequeña elevación cercana al mausoleo del Golden West. Un enclave desde el que se dominaba todo el cementerio y que sin duda era motivo de envidias, si estas tuvieran cabida.

Uno a uno se fueron despidiendo. Jelissa esperó su turno y se acercó para depositar una pequeña rosa negra en el lugar de descanso. Arrojó la flor a la lluvia dejándola a su suerte. Reunió todas sus fuerzas para no llorar. Tenía un nudo en la garganta y otro más fuerte en el corazón. Tan sólo acertó a susurrar un breve "Lo siento" tras el cual se dio media vuelta. No podía apartar de su cabeza las palabras de su marido. La confesión que le hiciera la noche anterior. ¡Tantos años conviviendo con un extraño, tanta vida engendrada sobre la mentira!. Pero no se sentía culpable por los secretos de Steven, sino por haber involucrado inconscientemente a John en esta noria de desventura. Su ignorancia no la eximía ni la consolaba en absoluto.

Antes de reanudar su regreso a casa, Jelissa adivinó a lo lejos la silueta de un hombre. Permanecía cercano a los árboles, casi oculto. Debía tener la piel empapada, allí, inmóvil bajo la lluvia, con el único resguardo de su gabardina y sin sombrero alguno. Por un momento creyó ver al propio John. No era Él. No podía ser él. Observó unos segundos más a aquella misteriosa figura. ¡Cuanto le recordaba a John!. Hubiera querido que así fuera, pero desechó su imaginación y continuó su camino.

Nadie más en aquel lugar se percató del misterioso hombre,
ni de la única persona cuya ausencia era importante:
Lana.



3 comentarios:

SueEllenRV dijo...

Me gusta

Anónimo dijo...

Moola!

J. Coltrane dijo...

Me gusta la idea de ir dando paso de capítulo en capítulo a los nuevos personajes. ¿Quién será Lana?... ¿la amante de John? ¿una prostituta que se enamoró de él? ¿su ex mujer?... quién sabe, pero esa rosa negra y ese día gris en el cementerio me hacen ver el blanco y negro...

Muy bueno, sí señor!!!


Saludos