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martes, 10 de mayo de 2011

Esta paranoia es de trasgu

Mater Dolorosa


España, o el Estado Español (como gusten ustedes de llamar a la gastada piel de toro en que vivimos) es a mi juicio algo compleja y dificililla de entender. Hace no mucho yo lo intenté con la ayuda de este libro, "Mater Dolorosa", un sesudo pero no pesado ensayo donde se nos dan algunas claves acerca de cómo se fue forjando la idea de España a lo largo del siglo XIX principalmente.
Y me gustó el libro, la verdad. El otro día gogleando me enteré además de que fue Premio Nacional de Ensayo en el año 2002. Os lo recomiendo.

Copio y pego la reseña de El Cultural.es:

Mater dolorosa
JOSÉ ÁLVAREZ JUNCO

Taurus. Madrid, 2001. 684 páginas, 3.250 pesetas


Rogelio LÓPEZ-BLANCO | Publicado el 31/10/2001

José álvarez Junco se pregunta por la identidad española, centrándose en el proceso en que tuvo lugar su construcción como entidad nacional, esto es, durante el siglo XIX, prestando atención a sus antecedentes próximos y remotos, y proyectando sus conclusiones hasta nuestros días. Mater dolorosa. La idea de España en el siglo XIX viene a llenar un considerable vacío en la historiografía española sobre el tema de la identidad nacional, prácticamente siempre vista desde los ojos de historiadores que lo emplean como el antagonista del nacionalismo (periférico) que defienden. Así, mientras que son innumerables las publicaciones acerca de los nacionalismos catalán, vasco y gallego, no deja de sorprender la escasez de las que se acercan al estudio del fenómeno nacional español.

El volumen se divide en cuatro apartados. En el primero rastrea los orígenes de la identidad moderna a través de un rápido recorrido por los siglos medievales y modernos. La conclusión es que, tras muchas vueltas, existe una identidad (no nacional) española que se había ido construyendo desde la Antigöedad y la Edad Moderna. Sin embargo, el período anterior al XIX trajo consigo algunas cargas que pesaron sobre él, entre otras, la obsesión por la unidad -que afectó a la descalificación de la política parlamentaria liberal-, la escasa difusión popular del nuevo ente colectivo y la imagen dudosamente española que perseguirá a las elites modernizadoras desde que los antiilustrados denuncian como “extranjerizante” el proyecto de los reformistas dieciochescos. El éxito de la mitificación del levantamiento antinapoleónico elaborada por los liberales arrastró dos problemas, que el mito no se vinculó a un proyecto modernizador y que se consideró tan palmaria la existencia de una identidad española que no se acometió la educación del pueblo en sentido nacional. En la segunda parte aborda la nacionalización de la cultura a través del estudio del papel que jugaron los intelectuales. Por medio de las disciplinas humanística y las artes consiguieron crear en la primera mitad del XIX un nacionalismo español no castellano y laico que acompañó la creación de un Estado y una estructura política participativa que sobrevivió a los embates del carlismo.

La tercera parte está dedicada a la evolución de la opinión conservadora, al estudio del proceso que va desde una actitud furibundamente antinacional hasta que, tras una lenta y tardía evolución, tomó forma definitiva durante el último tercio del XIX y culminó a finales del mismo.

Por último, Alvarez Junco trata de establecer un balance sobre las funciones políticas del nacionalismo español del XIX y avanzar una especulación sobre el XX. En primer lugar, constata los problemas derivados de la falta de objetivos del liberalismo tras la pérdida colonial y el estancamiento de la revolución, trayecto que le lleva hacia la renuncia al populismo y a la moderación política. A continuación, analiza la aportación del Estado a la empresa nacionalizadora. Se baraja la tesis de la debilidad del Estado por la falta de recursos y la inestabilidad política, pero se le reconoce cierto grado de organización y continuidad en el tiempo, con problemas muy similares a otros estados europeos. Cuando el proceso nacionalizador arraiga, tras la reacción al Desastre del 98, ya es demasiado tarde pues parte de la población apuesta por el internacionalismo o por los nacionalismos periféricos. Al análisis de sus causas y de su impacto sobre el nuevo nacionalismo de la derecha dedica las últimas páginas.

El autor no esconde que las preguntas que trata de responder están originadas por nuestra realidad política actual. Detrás de este estudio, que es de carácter nítidamente académico, está el sentido cívico de quien se preocupa por la tensión entre el nacionalismo español, afecto en su mayor parte al patriotismo constitucional, que acepta el carácter pluricultural del Estado español, y los nacionalismos periféricos. Este libro es también un buen instrumento para conocer en profundidad los antecedentes históricos de muchos de los problemas actuales.



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