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Unos ojos azules que podían partir corazones... |
Paul Newman era el epítome del niño bueno con alma de pícaro. Parecía un querubín crecidito.Para mí, estaba entre lo salvaje de Brando y lo elegante de Redford.
Nadie es eterno, excepto en la memoria.
2 comentarios:
con pocas palabras dices mucho...que bonito...o es que no tienes mucho tiempo para el blog...jeje
anonima; tu estilo homogéneo te delata.
No obstante, te diré que es una anomalía cuántica el hecho de que yo escriba un post conciso.
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