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jueves, 12 de junio de 2008

Esta paranoia es de Ender Wiggins

Phleeenfg

Phleeenfg se solidificó somnoliento, el tiempo justo para poner el despertador 5 minutos después. Haraganeó en estado semisólido un rato, y finalmente, se solidificó completamente y se levantó. Puede que Phleeenfg se hubiera quedado en la cama si supiese que ese sería el último día de su vida.


Fuera hacía un día espléndido, típico de la época de calor. Phleeenfg entró en el baño sin hacer ruido. Se puso su caparazón nuevo y la falda ceremonial. Luego frotó cuidadosamente sus seis tentáculos con tierra seca . Salió del baño y besó delicadamente a Glorgha, su mujer, que ya había extendido sus tentáculos por toda la cama. Pasó a la cocina, donde desayunó un buen tazón de fhrusts bien secos. Después del desayuno, ya con un índice de solidez aceptable, salió de casa a coger el tren. El día, soleado, invitaba al optimismo. Otros Florgs andaban por las aceras, fluctuantes (era demasiado pronto para estar sólido, sólido) pero animados.


Phleeenfg entró en la estación de TSF (Transporte Subflogárneo de Florgs) y se dirigió al andén. Había bastantes Florgs esperando, puesto que era hora punta. Phleeenfg se situó al final del andén, donde siempre; Una de las puertas del tren se abriría justo a su derecha y sería el primero en entrar; así se podría sentar.

El tren llegó puntual. Phleeenfg observó como el tren frenaba y se paraba, milimétricamnete.... dos metros por delante. Hecho que hizo que Phleeenfg se quedase en el espacio entre dos puertas.

Pero no desesperó.

Maniobró hábilmente con sus tentáculos, empujando levemente y logró ponerse el tercero por la izquierda en una de las puertas. Nada más entrar, a la izquierda, había tres asientos libres. Phleeenfg imaginaba que esto era como un partido de watercesto.

Las puertas se abrieron, y los dos Florgs delante suyo entraron, seguidos por Phleeenfg, nervioso pero determinado. El primer Florg se sentó en el asiento más alejado de los tres.

Perfecto
.

No obstante, el segundo Florg hizo un bloqueo en zona, sentándose en el asiento más cercano y propició que otro Florg que se acercaba desde el lado opuesto a Phleeenfg ocupase el asiento del centro, con lo que Phleeenfg se quedó con un palmo de cilios olfativos, sin asiento.

Phleeenfg se resignó y apoyó sus tentáculos en la pared del vagón. Afortunadamente, era la primera parada y había espacio de sobra de pie...Pero en la siguiente, el tren se llenó. Y justo delante del malvado Florg que le había hecho el bloqueo, apareció una anciana Florgha (no menos de trescientas revoluciones) con cuatro muletas en cada tentáculo. Los dos restantes estaban ocupados sujetando trabajosamente una caja enorme. La pobre anciana estaba a un microcilio de licuarse. Pero el malvado Florg bloqueador la miraba sin inmutarse. Ni siquiera se hacía el loco como los demás Florgs, que simulaban examinar los periódicos, o dormitaban en estado semisólido. El Florg bloqueador la miraba con una sonrisa de oreja a oreja, disfrutando del momento.

Phleeenfg sintió como sus tentáculos ardían de ira. Estos Florg le ponían muy nervioso. Era mala gente. Y cuando Phleeenfg creía que iba a estallar y a poner en su sitio al Florg malvado, algo hizo 'gloup' en su fluctuante cerebro y se tranquilizó totalmente. Pero aún tuvo un pensamiento de odio para ese maleducado Florg:

Ójala te pudras y te licues para siempre, maldito Florg

Y ante el asombro de Phleeenfg y del propio Florg bloqueador, a este último empezaron a salirle manchas parduzcas en los tentáculos, en el troso, en los cilios... Asustado, intentó pedir ayuda pero sólo pudo gorgotear mientras un olor nauseabundo inundaba el vagón.

Phleeenfg asistió estupefacto a la desaparición del Florg bloqueador. De hecho, sólo él y la viejecita lo vieron, ya que todos los demás Florg estaban muy ocupados en ignorar la situación.

Phleeenfg cogió un periódico del suelo y se puso a leer, nervioso, mientras la viejecita limpió un poco el asiento y se acomodó, con visible satisfacción. En ese momento, el dulce gorgoteo de la voz grabada del tren anunció la siguiente parada, que era donde se bajaba Phleeenfg. Se dirigió con dificultad hacia la puerta más cercana, mirando de reojo a la viejecita, que tenía cerrados tres de sus seis ojos, pero se las apañó para sonreírle y guiñarle dos de los ojos abiertos. Phleeenfg se estremeció y salió a toda prisa del vagón.

Mientras se dirgía a las rampas mecánicas, Phleeenfg caviló acerca de lo que acababa de ocurrir. La viejecita debía de ser una especie de bruja, o la abuela de algún bioquímico Florg. Eso debía ser. Seguramente el Florg bloqueador se despertaría en el andén con un dolor de cilios tremendo y preguntándose qué había pasado.

Seguro.

Phleeenfg se agarró con dos tentáculos a la barra de subida y decidió olvidarse del incidente. Miró hacia adelante e instantáneamente, consiguió su objetivo.

Justo delante suyo había una Florgha joven, que, como todas las Florghas en edad de procrear, iba semidesnuda; la falda ceremonial no llegaba a tapar decentemente ni siquiera el minúsculo hilo del cubre-Bulto trasero y en el torso, las enormes glándulas solidificantes (Phleeenfg lo sabía porque sobresalían por los lados) se bamboleaban rítmicamente, mientras la turgente Florgha flexionaba sus tentáculos para subir por el último tramo de la rampa de salida de la estación.

Phleeenfg sintío como le burbujeaba el cilio inferior, más aún cuando la joven Florgha se dejó caer 'accidentalmente' sobre Phleeenfg, con su Bulto trasero redondo y blandito frotándose contra el cilio inferior de Phleeenfg . La joven Florgha se disculpó con una sonrisita, examinando de paso los tentáculos de Phleeenfg y siguió su camino. Phleeenfg, notablemente turbado, pensó:

Si tuviese tiempo, guarrilla, te iba a dar lo tuyo. Ibas a gozar como una glafgka en celo.

Phleeenfg
sonrió gozosamente imaginándose el bamboleo de la joven Florgha mientras él le zumbaba el bulto trasero y de repente...

...se encontró haciéndolo.
En medio de la estación.
Con cientos de Florgs mirando.
Y algunos, incluso animando.

La Florgha gemía como una glafgka en celo. Exactamente igual. Pero Phleeenfg, de repente, se sintió mareado. Se apartó de la Florg espantado, aunque esta siguió sollozando de placer. Phleeenfg se coloreó de rojo carmesí mientras intentaba salir de allí, en medio de palmeos tentaculares y 'vivas' y 'bravos' varios. Hasta que se dio de bruces con el policía que le arrestó y entonces cambió a un color hueso pálido que podríamos llamar 'lividez'.

-¿Denominativo? - inquirió el policía
- Phleeenfg. Con tres 'e'.
- ¿Estado civil?
- Mezclado.
- ¿Agitado?

- No, todavía no. Lo estamos intentando.
- Ahá. Un momento...


Phleeenfg observó la central de policía mientras el agente tecleaba trabajosamente su nombre en el informe policial. La central era un edificio antiguo y ruinoso en el que reinaba un bullicio casi vaporizante. El tráfico de policías y Florgs detenidos era casi incesante. Un par de Florghas (con menos ropa incluso que la del andén) caminaban orgullosas delante de los policías que las habían detenido. Seguramente eran Florgtutas, el oficio más antiguo desde la Primera Solidificación. Algunos Florg, con cara hosca y tentáculos puntiagudos, caminaban con sus tentáculos esposados, con cara de pocos amigos y muchas víctimas. Un escalofrío recorrió a Phleeenfg mientras se daba cuenta de en qué lio se había metido. No acertaba a explicarse cómo había poseído a aquella Florgha sin darse cuenta. Locura transitoria. Una fortuíta ebullición de sus fluidos agitacionales. Su abogado se encargaría, seguro.

Phleeenfg se dio cuenta de que tenía mucha sed. Se estaba evaporando de la tensión, y evocó, sin pensársleo dos veces, aquellos maravillosos cócteles de frutas exóticas que se tomó en sus vacaciones en Oriflón-4.

Y en la mesa del policía, exóticamente preparado, apareció, de repente, un combinado multifruta con una sombrillita y azúcar en el borde de la copa. Y Phleeenfg cayó en la cuenta de sopetón. Supo qué le había pasado al Florg bloqueador. Supo porqué la Florgha joven chillaba de placer aún cuando Phleeenfg no tenía el cilio erecto. Y supo porqué había aparecido un cóctel (cuya sombrillita destacaba enormemente en el pálido entorno de la comisaría) en la mesa del policía.

Pero no podía creerlo.

El policía, atento a su ordenador, no se percató de nada. Sin leventar ninguno de sus seis ojos del teclado, que aporreaba dificultosamente, preguntó a Phleeenfg:

- ¿Me puede contar su versión de los hechos acaecidos esta mañana, por favor?
- Yo... sí claro; verá...

Phleeenfg narró detalladamente su acíaga mañana, desde el momento en el que entró en el tren. El policía le miraba, al principio con una expresión de curiosidad, pero después visiblemente incrédulo. Finalmente, guardó silencio mientras Phleeenfg sudaba profusamente.

- ¿Ha consumido usted algún euforizante, aumentador artificial del punto de ebullición o algun medicamento fuerte?

A Phleeenfg se le cayó el océano encima. El policía no le creía.

- Por favor, señor agente. ¡tiene usted que creerme! ¡créame, se lo ruego!
- Le creo.
- ¿De verdad? - dijo
Phleeenfg incrédulo
- Sí. De repente, una sensación de creencia absoluta en usted ha reemplazado mi anterior falta de ella, por lo que debo deducir que es cierto; usted sólo tiene que desear algo para que se cumpla. Ha deseado que yo le creyese, y automáticamente, le he creído.

Phleeenfg quedó aturdido por la evidente y fantástica capacidad de deducción del policía.
- Y... yo... ¿qué podemos hacer?
- Evidentemente, no puedo dejarle ir. Quedará confinado en una celda incomunicada hasta que mis superiores decidan qué hacer con usted...
- Déjeme ir y olvídese de lo que le he contado.


Phleeenfg se sintió instantáneamente avergonzado; no por lo que estaba haciendo, sino porque temía que no funcionase y el policía le encerrase sin contemplaciones. Pero para su alivio, funcionó:

- ...claro que es indiscutible que tengo que dejarle ir. De hecho, no sé porqué estaba usted aquí. Bien, puede irse. Aunque no le encuentro ninguna lógica, y...
- Duérmase durante media hora.

El policía cayó dormido inmediatamente.
Phleeenfg salió de la comisaría sin incidentes, gracias a un par de "no me has visto" y un "yo no soy el Florg que estáis buscando". Fuera, el
día se había oscurecido y caíz una fina llovizna. Phleeenfg pensó en que el tiempo debería mejorar e instantáneamente, dejó de llover.

Le empiezo a coger el truquillo a esto...- pensó Phleeenfg.

Phleeenfg andó sin rumbo un buen rato, intentando decidir qué iba a hacer primero. Entró en un banco y se llevó todo el dinero; había pensado en simplemente desear que apareciese una montaña de dinero delante suyo, pero le apetecía hacerlo como en los holofilms. Una vez salió del banco, deseando que ninguno de los empleados recordase que les habían robado, se dirigió a la zona de Florgtutas. Entró en el local más grande que vió, deseó un cilio como el del gran actor del Florgno Gluggko cigleeegfi (y se enorgulleció de pensar también en la habilidad para satisfacer enormemente a cualquier Florgha, porque eso indicaba que detallaba sus deseos suficientemente para no cometer errores) y se puso a ello.

A los 6 semiciclos, después de haberse mezclado con las 30 'empleadas' del local, estaba más que harto. Así que volvió a casa, no sin antes desear que ese molesto sentimiento de culpa por ser infiel a
Glorgha desapareciese. Ya con la conciencia tranquila, abrió la puerta de casa.

- Queridaaa.... ya estoy en casa.

Sin respuesta.

- ¿Queridaaaa? -
Phleeenfg entró en el salón, que todavía estaba a oscuras. Glorgha apareció por el otro acceso del salón. Estaba tan visiblemente sólida y vibrante que Phleeenfg supo al instante que, de alguna manera, Glorgha sabía lo que había pasado.

- ¡Maldito skufughchu! ¡con una jovenzuela! ¡podría ser tu hija! ¡la pobre está en el hospital, sin explicarse porqué hizo lo que hizo! ¡debería darte vergüenza! ¡han llamado incluso de la policía, diciendo que has atacado a un agente!
- Espera, querida, puedo...
- ¡Ni querida ni tentáculos fritos! ¡mira que me lo dijo mi madre! "No te mezcles con ese Florg; sólo te dará problemas"
- Yo... espera...
- ¡Con lo mono que era Gnenhuol y además gerente de una gran empresa, y le dejé porque estaba enamorada de tí! ¡de tí! ¡bestia!

Phleeenfg no podía pensar, mucho menos articular una palabra. Glorgha no paraba de gritar, de apabullarle. No quería desear que lo olvidase todo, porque era su pareja. No podía hacerle esto. Pero aunque hubiese querido, estaba paralizado, como un diminuto shorojco en la vía, mirando las luces de un autoFlorgh antes de morir atropellado.

- ...porque obviamente no dejé a Gnenhuol porque tú tuvieses un cilio inferior mosntruoso! ¡eres un desastre a la hora de mezclarnos! ¡ no me encontrarías el punto F ni aunque te diese un mapa y una linterna! ¡todos mis florghazsmos han sido fingidos!

Phleeenfg estaba cada vez más aturullado. Glorgha acumulaba insulto tras insulto sin parar, sin respirar. Parecía a punto de licuarse del esfuerzo. La temperatura del salón había subido un par de grados, y Florg lo notó. Se notó pesado, casi aplanado contra el suelo, como si toda su cohesión fallase.

- ¡...con el pedazo de cilio que tenía
Gnenhuol! ¡y cómo lo utilizaba! por no hablar de su elegancia, y ....

y en ese momento, Phleeenfg dejó de escuchar. Dejó de pensar. Y una sola idea, pura y hermosa, atravesó su licuado cerebro y centelleó, con vida propia, pura como la límpida charca de la que salieron los ancestros de Phleeenfg.

Qué harto estoy de todo. Ójala todo explotase.


Y en ese preciso instante, los 10^78 átomos del universo en el que habitaba Phleeenfg se pusieron de acuerdo y estallaron a la vez, con toda su energía (que era sorprendentemente inimaginable)

Y todo brilló mucho, durante mucho tiempo. E hizo bastante calor.



trece mil setecientos millones de años después (millón más, millón menos). Espiral inferior del Universo, ligeramente al fondo a la derecha. En una bola corriente de barro y agua, en la que pululan algunos series vivos ligeramente evolucionados, pero sin capacidad todavía para fluctuar entre estados, y sin cilios externos. En resumen, una birria de animalito. O al menos, eso pensaría un Florg. Si siguiese existiendo alguno.

- Profesor....¿usted cree en el big bang?
- A ver, y esto va para todos: Por ahora es la teoría más homogénea y que explica la inmensa cantidad de energía que se necesitaría para crear el universo. ¿en qué debería creer, en un dios todopoderoso que le pega un soplido a un trozo de barro?


FIN



Dedicado a Duczen, por plantear preguntas interesantes, a las babosas por crear el universo (o paracerse lo suficiente a los Florg como para ser parientes lejanos :-) ) y a Jeff Dunham por casi ponerle nombre a mi protagonistas en un gran chiste



4 comentarios:

Enrique Lopez dijo...

jajajajajajajajajaa

Me ha encantado. Es una gran teoria de como surgio el universo. Lastima que no podamos saber como se creo el universo de las babosas esas.

Si escribieras sobre ellos, seria una secuela o una precuela?

Ender Wiggins dijo...

sería una Florgcuela, por supuesto :-D, excepto si me compra la historia George Lucas, entonces sería "una precuela con bichos 3D que dan ganas de ahogar y que hacen parecerc buenso personajes a los ewoks". Es largo, pero es que mi psiquiatra me tiene prohibido escribir el nombre de Ja-jar binks....oh, wait!

Eva Torices dijo...

Hasta ahora creía en Dios, pero ya me bajé los documentos para apostatar en www.apostasia.es

¡Por fin podré tener relaciones sexuales!

Manuel dijo...

Pratchett, futurama y Ender en estado puro.

Muy bueno!!!!!

Por cierto, lo que me he reído con esto:
- Mezclado.
- ¿Agitado?
- No, todavía no.