Conversaciones de ascensor...

21 y algo de la noche. Miércoles. Como buen imbécil informático currante, después de haber echado una hora extra sin que me la paguen, vuelvo a casa. Cuando estoy cogiendo el correo del buzón, veo a un telepizzero haciendo equilibrios con dos pizzas para llamar al portero automático. Le abro.

- ¡Gracias!

- De nada.

Llamo al ascensor. Él da al otro botón (tenemos dos ascensores)

- ¿Qué pasa, este no funciona?

- Sí, lo que pasa es que solo baja el primero al que llames.

- Ah.

Llega el ascensor. Subimos.

- ¿A qué piso vas? - me pregunta

- voy al sexto, pero si vas antes, dale tú que este ascensor no tiene memoria. Un poco más sencillo, y nos ponen un cubo con una cuerda.

- Pues yo lo prefiero así, no creas...

- ¿y eso?

- porque así no te puede subir arriba un ladrón para robarte.

En ese momento, me doy cuenta de que estamos en Madrid, de que este tío es un telepizzero, que curra a diario, que lleva pasta,... y me quedo anonadado. Anonadado de que este hombre tenga que ir con cuidado para que no le atraquen, anonadado de que alguien utilice el ascensor para atracar a alguien. Pero claro, esto es la jungla. Es Madrid.

Llegamos al quinto, y sólo acierto a decirle:

- claro, trabajando a domicilio habrás visto de todo...

- ¡ya te digo!

Y llego a casa pensando en que, como dice Igor en "el jovencito frankenstein" (se pronuncia Fronkonstin),

podría ser peor. podría llover

Y es verdad. Podría ser peor. Podría tener que trabajar recorriéndome Madrid en moto, esquivando taxistas mortales, ladrones en ascensores,...