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Irena Sendler |
Ayer, viendo las noticias en el canal 24 horas de TVE1, puse rostro a una noticia que leí de pasada en internet.
Una anciana, de 98 años de edad, había muerto. Junto a algunas imágenes de la mujer, postrada en una silla de ruedas pero sonriente, se contaba su historia; como, durante la ocupación alemana en Polonia, la mujer, llamada Irena, fue parte activa de la resistencia y salvó a 2500 niños de acabar en campos de concentración, trasladándolos desde el guetto judío al otro lado.
Era enfermera, un sector profesional en el que la vida se suele valorar más intensamente. Rehuyó contar su historia, rehuyó fama o reconocimentos. Ella solo hacía lo que debía hacer.
Cuando la noticia acabó, contando que la Gestapo la descubrió y torturó, lo que la llevó a la silla de ruedas, he llorado por primera vez, en mucho tiempo. Algo primario y tranquilo se ha apoderado de mí. En parte, lágrimas de dolor. En parte, de agradecimiento. Porque más allá de la filosofía, de la ciencia, de la bioquímica,de la absoluta certeza de que podemos definir al ser humano mediante la simple matemática, esta mujer demostró que la empatía, el poner tu vida en peligro por salvar la de otros, no entra dentro de nuestras a veces limitadas ecuaciones, pero existe, con una certeza tan absoluta como la vida de los 2500 niños que salvó. Demostrando que hay personas que, ante la adversidad, hacen lo que a otros les parece imposible, ilógico o suicida.
1 comentarios:
Era enfermera, un sector profesional en el que la vida se suele valorar más intensamente...
TQ
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