Igualdad... ni de coña

Estoy en contra de la igualdad laboral entre hombres y mujeres.

Si, lo estoy y ¿qué?.

Pero no se equivoquen no es una cuestión moral. No creo en la igualdad, creo en la superioridad... en la superioridad femenina.
Creo, es más, exijo que todas las mujeres tengan un puesto laboral superior, y a ser posible, alejado del hombre vulgar. Uno de esos trabajos con mucha responsabilidad, mucho dinero y que no tengan contacto con nosotros.

Os preguntaréis el por qué de tanta concienciación social. La respuesta es sencilla,

ME CUESTA DINERO

y me cuesta mucho. Si, así de simple, sale caro tratar con ellas... ¡eh! borrar esa sonrisa de la cara, malpensados, que no hablo de ese tipo de tratos, aunque me saldrían más baratos y con mejores resultados... o por lo menos con algún resultado.

El hombre, también el español medio, descendemos del homo erectus. La propia palabra lo dice, y no lo dice en griego, no, lo dice en latín, hombre que piensa con, para y por la erección. Nos condiciona. Dicen que la sociedad, la evolución , la educación,... nos ayuda a controlar nuestros instintos... ¡y una mierda!. Todas estas teorías se van ahí, a la mierda, en cuanto nos cruzamos con una mujer. Si además esta buena pero que muy muy buena y no hablo de salud mental, entonces estamos perdidos, extasiados y salivando, pero perdidos.

¿Qué sucede si encontramos a una de estas diosas en algún ámbito laboral?. Nos gastamos dinero y encima en cosas inútiles. ¿No me creéis?. ¿no?. Os voy a contar mi semana.

El otro día fui a terminar de pagar los muebles nuevos que me he comprado para mi nueva casa. Hasta aquí todo normal salvo que los mueblecitos tienen un color que detesto pero que a unos pechos increíbles le parecían ideales, que mi nueva casa está situada en medio de la más absoluta nada porque a unas piernas de metro y medio le resultaba relajante vivir en medio de la naturaleza y que mi también nueva hipoteca firmada a consta de los ojos más bonitos que he visto en mi vida es 2 putos puntos más alta.

Así que como estaba cansado y bastante endeudado, me acerque a casa de un amigo, a ver si con suerte me invitaba a tomar un café. No lo hizo porque el café se lo acaba de terminar una comercial con un culo duro y respingón que le había vendido una enciclopedia forestal con tapas duras y tomos grandes. En su defensa diré que vi salir el culo y casi me desmayo, y que de regalo tiene un nuevo video vhs, eso sí, con sistema sp/lp.

Después de esto decidí darme un capricho. Ya que pierdo dinero que sea a conciencia. Me dirigí al más cercano supermegacentrocomercial para comprame un ipod. Que no sé muy bien qué es pero también quiero tener la cara de felicidad que tiene la modelo que lo anuncia... y a la modelo también. Según me acerqué al mostrador ya tuve un mal presagio, inducido por ese escote reversible que separa cual Moises dos montañas patrimonio de la naturaleza. Así que después de descubrir que el pequeño no es mi Alter Ego, que ya estaba creciendo por decisión propia, me compré un ipod nano color fucsia el cual me da vergüenza hasta mirar; una base dock que no se qué es; unos auriculares aerodinámicos con brazalete para salir a correr, yo que uso el coche hasta para ir al baño; una conexión blutuz para el coche con cargador automático, que ni tengo coche ni se que marca es esa; una conexión hache de eme i multimedia para mi televisión en la que viviré el cine como una experiencia única... que supongo viviré cuando me compre una tele y las pilas para el hdmi ; y un montón de fundas y carcasas intercambiables, no sé con quien, pero intercambiables. Yo que no me cambio ni de camisa. Al menos estoy al día, sea cual sea.

Para acabar la semana y ahorrar un poquito decidí darme de baja del gimnasio, principalmente porque todavía no sé dónde está y llevo dos años inscrito, lógicamente por culpa de una voz sensual que consiguió que realizara la inscripción online, oncalentón como la llamaría yo. El caso es que al ir a darme de baja me remitieron a una mujer y que mujer. Todavía no sé donde terminaban las mallas, donde empezaba la carne y que partes pertenecían a qué. ¡Dioses!, tengo las neuronas hirviendo pensando en kamasteps, ciclosutras, pollates y aeropubis. Sin saber como he renovado un año más. Ahí no quedo la cosa. Pensé "tengo que cortar el mal de raíz". ¿Qué es el mal y la raiz? el banco. Allí me dirigí, pero esta vez no fui sólo, me lleve a un amigo por si flaqueaba. Dos horas después teníamos, los dos, una sonrisa estúpida, ojos de vicioso y yo un nuevo seguro para el hogar, ya tengo dos por si falla el primero, y mi amigo otro seguro de vida para actividades peligrosas, que como dice él, siempre son muy útiles, que estar en el paro es un aventura diaria. Por supuesto, la encargada de bajas en el banco era la hermana gemela de Elsa Pataky, incluida la ropa. Por lo menos nos regalaron un dvd con un capítulo de Friends (c).

Estos ejemplos no son caso únicos, existen muchos más, como pagar la comunidad de vecinos de otro bloque por culpa de la señorita administradora de fincas que desde el error en el pago me saluda siempre que me ve y no quiero perder la confianza ¿?, sin decir que tiene más curvas que la subida a los Lagos de Covadonga, o
cenar una vez al mes en el japonés por el morbo que tiene la camarera oriental. En la cena por lo menos no estoy solo, vamos yo y mi anisakis. ¡Joder!, si casi me compro un coche familiar ranchera made in texas por culpa de esa negrita lasciva, ¡si soy casi virgen! ¡coño!.... ¡ah!, que cómo me libre, gracias a la experiencia, según entre en el concesionario y vi a esa preciosidad de ébano, le di la cartera y salí corriendo. He perdido unos 50 euros y dos tarjetas de crédito pero visto lo visto he salido ganando... aunque lo de cancelar las tarjetas me tiene asustado.

En la vida privada, en el ocio, en casa, donde sea pero no en el trabajo. De verdad, por nuestro propio bien, por el vuestro, porque ya no tenemos más dinero o por pena, haceros ejecutivas. Por favor, que hasta me he metido en política por culpa de una ministra... con ese culito.

(He usado un estilo de humor inocente y light basado en tópicos, quizás en otra ocasión cambiamos a uno más dinámico, directo, agresivo o vete tu a saber... o mejor aún que alguien le saque más partido).