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lunes, 10 de septiembre de 2007

Esta paranoia es de Ender Wiggins

La Mudanza...

...2 de patatas bravas con ali-oli, 1 de croquetas, 1 de entresijos, 1 de sepia, 2 litros de cerveza, 1 de agua. No hay fotos porque no me llevé el gran angular. Luego nos tomamos unos heladitos (menos Jon, que ya es bastante dulce de manera innata).

Contrariamente a las espectativas pesimistas de Jon ("en un viaje no lo hacemos ni jartos de porros"), metimos todo en la furgoneta alquilada y en el coche de mi padre. Con Ranio, Jon y yo como elementos de carga, la esclava holandesa en plan mixto (carga moderada + organización) y mi padre como organizador (todavía no entiendo cómo puede meter tantas cosas en el maletero y declarar que el tetris le parece un juego dificilísimo), nos ventilamos la parte industrial de la mudanza entre las 10 y las 15.

Ahora, andamos llenando bolsas con todas las pijaditas que te vas dejando, buscando desesperados las cosas que vas necesitando (dónde están las tazas que me da cosa beberme la leche a morro, dónde demonios puse el cable de antena de la TV...), y sobre todo, poniendo fieltro a los muebles y moviéndolos a ver dónde quedan menos mal.

Todavía me queda esta semana de vacaciones.

Yupiiiii.

Voy a necesitar unas vacaciones para descansar de estas vacaciones...

Bueno, como lo prometido es deuda, voy a pasar a hablar de nuestras aventuras en IKEA.

según la enderpedia, la definición era:

IKEA: Muebles raros con nombres aún más raros y precios populares.

Y una m-i-e-r-d-a.

Esta definición de IKEA, tan leyenda urbana como la de "la chica de la curva" (y con la desventaja de que la chica de la curva, al menos, te daba conversación en vez de robarte a mano armada), ha quedado desmontada este anterior fin de semana.

Resulta que la esclava holandesa, en un acto de consumismo práctico, decidió comprar el famoso mueble Hemnes

bien, el puñetero mueble viene con posibilidad de hacerse 2 camas. de 80. Sí, habéis leído bien, de 80, no de 90. Ergo, tienes que comprar un colchón de 80. Que, casualmente, venden en IKEA. Y luego nos quejamos de Microsoft y que hace competencia deslealv haciendo imcompatibles sus programas con los de la competencia... Bueno. Hala, a por colchones al IKEA.

En la sección de colchones del IKEA, los pruebas, decides, te acercas a la amable señorita de colchones y te hace una hoja de pedido. Nosotros elegimos dos colchones, uno normalillo y otro ya más majo. La amable señorita nos indica que podemos coger el normalillo abajo, en la sección B, y el otro, tenemos que ir a caja, pagarlo y luego a almacen a que nos lo den. Po gueno, po fale.

Idéntica operación se repite cuando vamos a por nuestra maravillosa mesa de ordenador por fascículos; unos trozos en la planta de abajo, otros en almacén. En resumen, llegamos a caja con un megacarro con la mitad de nuestra mesa, sin el colchón barato (que ya no quedaba, peaso de información que manejaba la de colchones), y con dos papelitos para que la cajera nos confirme el pedido del colchón QTC y las partes restantes de la mesa. La cajera nos cobra lo que llevamos, nos cobra lo que NO llevamos y nos hace un recibo por lo que nos tienen que dar en almacén, que pone: "confirmación de pedido".

Confirmación
. Qué palabro tan bonito. Cuán libremente se usa en esta sociedad de consumo...

La esclava holandesa se va al almacén, a pedir que nos vayan preparando el tema, mientras yo meto en el coche todo lo demás.Cuando vuelve, me comenta que en media hora lo tienen. Cenamos en el IKEA unas albóndigas con mermelada y otras lindezas varias, nos acercamos a la media hora, y...
....
aquello parece la sala de espera de una maternidad. sólo que con numeritos. Un caos. En un marcador van apareciendo numeritos, mientras 3 o 4 empleados de IKEA van para arriba y para abajo con carros, números,... hay un mini- jardín de infancia, y una tele con el partido de España de baloncesto. Supongo que la gente no está gritando y pidiendo que rueden cabezas gracias al atontamiento producido por la caja tonta, porque en el otro extremo hay apiñada bastante gente con cara de pocos amigos y muchas víctimas (y que deben pasar del baloncesto).

Visto el tema, hasta el guardia jurado se acerca a la gente, les pregunta el número, y mira a ver si los pedidos están. A me lo preguntan tres veces. Nada. A la hora, aparece mi numerito.

"¡¡Bieeennnnnnn!!!", pienso.

Otra m-i-e-r-d-a.

En un sitio en el que atienden a la gente, siempre notaréis que hay una persona que parece mandar. Puede que no sea el mayor, ni el mejor vestido. No. Es la persona a la que todos los demás preguntan. Es el que tiene las respuestas. El más experimentado. Rara vez tiene un puesto de jefe de los clásicos, es decir, de esos que no pegan ni palo. No, este es el jefe práctico.

Bien, yo tenía delante a ese tío, atareado. Un chico moreno, con el pelo largo, recogido en una coleta, y el sempiterno uniforme de IKEA, ese que produce epilepsia en niños. El guardia se dirige a él y le dice:

"éste es el del 622"

Un escalofrío me recorre la columna. Si recurren a este tío, mi pedido está en llamas, como mínimo. El de la coleta dice "vale, me encargo en un minuto" mientras teclea desaforadamente en un ordenador que parece a punto de reventar. De repente, un chico con la camiseta de la selección de Argentina, se levanta y se le acerca.

- Perdona. ¿no está todavía el XXX?
- No, tenemos un problema, un pasillo está atascado, y la cosa va un poco lenta.
- Mira, llevo esperando desde las ocho de la tarde, ¿sabes? (son las 23)
- Sí, lo siento...espera un momento, por favor, atiendo a este chico (señalándome a mí) y me pongo contigo, ok?

el argentino (el acento le delata) se contiene y se sienta. El de la coleta se centra en mí:

- Mira, resulta que de las tres cosas, hay dos que faltan (el colchón y un trozo de mesa).

En estos momentos, la primera cosa que acude a tu mente es "hijossss de puta". Pero has de contenerte. Este tío tiene todas las de ganar y tú, todas las de perder.

- Esto... pero... en caja nos han cobrado ya todo. ¿no podían saber en caja que no teníais esto?
- No, no va así. Mira, podemos devolveros el dinero, o os lo llevamos a casa, pero tardarán unos 15 días.

En esos momentos, la esclava holandesa, que es como BraveHeart, pero en mujer, explota:

- ¡Joder!, 1 hora y cuarto esperando , después de haber pagado,... ¿para que me digas que no lo tienes?

- es que si fuesen 5 minutos en vez de una hora, sólo os devolvíamos el dinero.

Primer aviso.

La esclava holandesa se da cuenta de que por las malas no vamos a ir a ningún sitio, y hace mutis. Yo me dedico a darle los datos para que nos envíen las cosas en una hoja especialmente preparada que, atención al dato, lleva, como título:
"EXCESO DE VENTA"

Acojonante. Ya tienen previsto venderte cosas que no tienen.

[Modo Arturo Perez-Reverte ON]
Vaya pandilla de grandísimos hijos de la jodida puta. La madre que los recontra-parió. Esto es para meterles una espada por el culo y conectar una batidora al mango. Cojones.

[Modo Arturo Perez-Reverte OFF]

El de la coleta va rellenando datos. de repente, el argentino se va por la banda derecha, sortea a un cliente despistado que miraba su número, llega al mostrador y suelta:

- ¡Mira, díme que cojones pasa con mi pedido. Esto es increíble. Pienso seguir dando por culo, a tí, y al que se ponga por delante, joder!

(el de la coleta ni mira. El guardia se tensa un poquito)

- Es que esto ya es acojonante, joder. Mira, quiero hablar con tu jefe. ¿Dónde está tu jefe?

- Uy, si yo lo supiera! (el de la coleta, en 5 palabras, acaba de decir: mi jefe es un capullo que se desentiende del tema y que hace oídos sordos a mis sugerencias. Si pudiera, te lo ponía delante atado a una silla y te daba un bate de beisbol. Pero no se deja, el muy cabrón.)

- Pues dímelo. Porque con alguien tendré que soltar todo esto. ¡La reputa madre que lo parió!.

El guardia jurado interviene.

- Tranquilo, ya te lo localizo yo.

El de la coleta, sigue a mi papel, mientras el guardia coge el walkie, lo conecta y dice:
- Oye, buscadme al responsable de almacén, y decidle que se persone por aquí, que varios clientes lo han pedido.
...
silencio...y de repente, una voz tranquila dice:
- ¡Pues vale!.
en esos momentos, el de la coleta y yo estamos agachados delante del papel, rellenándolo. A mi se me escapa una media sonrisa y veo como él se medio-descojona. El argentino me da que se va a tener que sentar para esperar al encargado. Y algo me dice que el argentino todavía va a esperar un rato. Yo me largo, 200 euros menos rico, con la promesa de que me lo mandarán todo, algún día.

¡¡Joder con los suecos, qué rápido aprenden a hacer negocios como las operadoras de telefonía nacionales!!



7 comentarios:

Ranio dijo...

Pues va a ser que si parece a la operadoras de telecomunicaciones en ESpaña , si ..si....mira que me suena eso de verder algo que no tienes todavia....si ...si.

PD:Nota mental:Tiras piedras sobre tu propio tejado...¡¡¡gilipollas¡¡¡

Anónimo dijo...

No muere nadie, no hay sexo, no hay lucha... esta historia no vende.

Tranqui, ya me pongo yo la penitencia y me leo esto .

*_?

Soy Grande dijo...

Opino lo mismo que Duzcen. Qeu no nos interesa algo que este al margen de lso criterios del mercado. Propondria que en el texto apareciera que fuiste al baño y el de la seccion de sofas estaba montandoselo con un cliente, o que terminaste matando al encargado

Jon Nieve dijo...

Sigo esperando la excursión al flowers...
me da igual que sea sueca o lituana, mientas este buena...
Me piro a málaga, hasta pronto

Anónimo dijo...

¡Ah!, ¿pero estabas aquí?, ni me había dado cuenta, soy lo peor.

Pd.: ¡Que desconsiderados somos!, saludos Sr. Carolus.

J. Coltrane dijo...

La historia es de las buenas. El coletas es un santo, y el argentino seguro que acabó a piños cuando marchasteis...

Mi experiencia en IKEA fue más light. Yo fui un día a comprar una estantería de esas guarras para el cuarto de los trastos y chorradas como velitas y leches de esas. Cuando vi el funcionamiento, el caos y, sobre todo, la calidad de lo que venden, que además te lo llevas y te lo montas tú, decidí que más vale pagar un poco o un mucho más y que te lo traigan y lo monten, y, ya de paso, que te duren los muebles más de seis meses...

En fin... es IKEA... a mí no me pillarán...

Al menos las tapitas estuvieron bien, ¿no?


Saludos

Anónimo dijo...

Podéis montar un club de víctimas anónimas de Ikea. Las reuniones serían apasionantes, un deporte de máximo riesgo.

Jajajaja.