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una de ferretería |
Si os digo que soy tan inútil haciendo chapucillas en casa como antiguamente cocinando (ahora me defiendo), algunos no os haréis a la idea de la magnitud de mi estulticia (toma ya palabro, y eso que no es esdrújula)
Si os digo que de estudiante era capaz de incinerar una ensalada, ya os quedará más claro.
El caso es que con el tema del cambio de casa, hay muchas cosas que cambiar, agujeros que hacer, tablas que cortar,... el trabajo, ese maravilloso escudo de Lunes a Viernes, me protege parcialmente. El hecho de tener un suegro que es como McGyver pero en hábil, también influye.
Pero tarde o temprano, llega el día en que tienes que afrontarlo; hay que hacer alguna chapucilla.
En mi caso, la tarea era significativamente sencilla; cambiar la cerradura del un buzón. No problem. Seguro que es fácil.
Como en cuestiones de ferretería, ya digo, soy capaz de montar una estantería de tres maneras diferentes y todas mal, apliqué esa gran máxima de 'precaucioorrrrl, amigo condurtorrrl' e hice sendas fotos de la cerradura del buzón; desconocedor de los diferentes modelos de cerradura de buzón que hay (o de si hay 1, 2 o seis millones), me pareció lo apropiado.
Así que hice una foto de frente, de la cerradura, y otro del mecanismo, de lado.
Primer día. Encontré tres ferreterías cerca de mi casa: Dos de vacaciones y una como si hubiesen pasado por ahí las fuerzas armadas de los EEUU y lo hubiesen considerado un Bunker irakí (es decir, "cese de negocio", pa entendernos). Después de patearme 3 kilómetros de calle arriba y abajo ( y aledaños), lo único que conseguí es darme cuenta de que unas sandalias de 14 euros no son buenas para estas expediciones. Aiiiins.
Segundo día. Aplicando otra vez la máxima de la precaucióoooorl, pille el google maps por banda, y le hice encontrar ferreterías por la zona de casa. Encontró 8. llamé a las 6 primeras. Ni una. En la séptima, contestaron:
- ¿¿¡¡¡¡Síi!!!!?? (voz aguerrida, varonil, en resumen: SO-NO-TO-NE)
- Hola buenas ¡¡¡sólo llamaba para ver si tenían la tienda abierta... una puta ferretería abierta, gracias, oh Gran Espaguetti Volador!!! Quería saber cual es su horario de atención al público (me pongo muy repollo cuando hablo por teléfono, lo sé)
- Pueeeeees... hasta las ocho y media. Y por las mañanas, de [...] (lo de las mañanas no lo llegué a oir, víctima todavía de la felicidad supina que me proporcionó encontrar una ferretería a tan sólo 2 km de casa, y con un horario de apertura accesible para mi horario laboral)
Así que salí de mi trabajo, a una hora normal, más feliz que un regaliz, en busca de la ferretería perdida. Peeeeeero....
Riiing...
-¿Sí?
- Hola, cielo - la esclava holandesa sonaba estrepitosamente cansada - ¿sales ya?
- Sí, ahora iba a la ferretería, que la he encontrado, y...
- Andaaa, vente a casa, que quiero veeeerte...
- Buenoooo.
Así que decidí ir a la ferretería al día siguiente. Bien, en el camino a casa, salgo del metro, enfilo para casa y a 10 metros EXACTOS de la salida de metro, encuentro esto:
La cara de gilipollas que se me quedó no os la cuento, porque probablemente os lo imagináis. Para que os hagáis una idea, mi recorrido en busca de ferretería el primer día pasó por todos sitios, menos por el camino de mi casa.
En fin; a nadie le amarga un dulce, más vale tarde que nunca, a caballo regalado no le mires el dentado (ni la posha), y todas esas cosas; me dirigí a la ferretería.
Una de las ferreterías que estaba cerrada es a la que voy habitualmente; el dueño, un ferretero (¡oh, my god, qué casualidad!), es un chulete de esos que disfruta mostrándote lo limitado de tus conocimientos. Es decir, lo mejor del gran centro comercial (nula intención de ayudarte) con lo mejor del minorista (trato cercano, de "tú a tú"; en esencia, de "él a 'piltrafilla que no sabe ná'"). Por ello, temiéndome que los ferreteros estuviesen hechos todos de los mismos tornillos,me mentalicé para , o bien no decir ninguna palabra técnica, o bien soltarla muy bajito y como farfullando (Klaatu verata Nijjjerrúm, mi tessssoro,...esos estilos, you know)
Entro en la tienda. Hay un señor y una chica atendiendo, y tres personas; a dos los está atendiendo el señor, y la chica está desocupada mientras el otro cliente, una señora con pinta de haber perdido su perro-patada en algún sitio, husmea sin decirle nada.
La señora, al ver que entro, se asusta temiendo perder su puesto, y aborda rápidamente a la chica, preguntándola sobre unas perchas de pared de esas con adhesivo (en idioma ferretero tendrán un nombre más corto, digo yo). La señora mira las perchas, que tenía delante de sus narices, mientras la chica se vuelve a mí y me pregunta lo que quiero (la señora me mira de reojo mientras elije las perchas, supongo que farfullando alguna cosa sobre mi educación y sobre el oficio de mi mamá).
- Buenas.... quería cambiar el bombín de la cerradura de mi buzón. ¿Tenéis bombines?
Ups.
Se me escapó.
"Bombín".
La chica, que es extranjera, me mira como si fuera un extraterrestre con un bocata de calamares en la boca, tratando de recitar la Ilíada.
- ¿Bombín?
- Sí, lo que es la cerradura del buzón
- Aaah, pues sí, lo tenemos por aquí... ¿recta o de esquina?
- ¿Eeeh?*
En ese momento, mis manos corren raudas a mi móvil, mientras digo "he hecho una foto, es que yo soy muy zote, digo imbécil, para esto de la ferretería".
Enseño la foto. La chica sonríe.
...
...
¿Cómo reconejos pude hacer la foto en el único ángulo posible en el que no se ve el cierre del buzón?
* es curioso como esta interjección es la palabra internacionalmente conocida para expresar absoluto desconcierto (observación muy antigua de nuestro Jack)
9 comentarios:
¿Que te defiendes?
¿Por que te crees que no te dejamos cocinar en casa salvo la leche y solo si es fría?
A cambiar ruedas te ponía yo....
Por cierto, ¿compraste el bombín?
Menos mal que no te dedicas la cine porno, que viendo como haces fotografias, te dedicarias al arte y no alas tareas de meter
En el fondo nos gusta exagerar las situaciones y liar toda esta parafernalia.
Ven a casa que quiero verte.
(Señor, si, señor).
¡Que marcial sueana!.
Jon: tsk, tsk. Las fabes con mejillones em salen que Duczen tiembla solo de pensarlo. Y en casa, el problema no es que yo cocine mal; es que la esclava holandesa y tú ODIÁIS fregar, ergo preferís cocinar.
(eso y que si me esperáis a cenar, la mayor parte de los días, desayunaríamos) (bueno, o si te esperamos a tí)
¿marciano?, hombre... la esclava holandesa no es de este planeta, pero tanto...
Era más una petición con voz mimo que una exigencia. La mayor parte del tiempo, funciona mejor, aunque solo sea por el tema hormonal masculino.
¿Fabes con mejillones? A Dios pongo por testigo que no sé dónde está Tara. Las única fabes que he comido y me morí de gusto fueron en compañía de Jon en un Chigre en Sotres. Diooooooooooooooses que buenas estaban.
Por cierto, todo esto viene por una mierda e buzón ¿no? ;P
EL que recuerda esas fabes con mejillones y chocolate, si no recuerdo mal, era el tercer compañero de piso....el que se envolvía en mantas y alcanzaba el estado larval...
¿lo de odiar fregar es una alegoria de algo?
yo nunca he puesto chocolate. Creo que mezclas dos recuerdos; las fabes con mejillones (receta mía, muérete de envidia Ferrán Adriá), y los macarrones con mermelada, que son de nuestra larva con manta...
Y lo de odiar fregar no es una alegoría. Ni una metáfora. Es eso. Que os gusta más cocinar que fregar.
Bienvenido al club de los poco útiles en cuanto a chapucillas se refiere... Yo al menos cocino más o menos decentemente, Arguiñano ha sido mi maestro... pero de los de Bricomanía no se me quedó nada...
Saludos
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